Un nuevo bombardeo israelí ha matado a 22 personas en Rafah, junto a la frontera con Egipto, en el último rincón de la Franja que se consideraba seguro y donde se concentran la mayoría de los desplazados por la guerra.
Los hospitales gazatíes se han convertido en zona de guerra, a pesar de que la OMS ha instado a respetar y proteger los centros sanitarios. De los 36 que había operativos al inicio de la ofensiva quedan solo once.
Según el ejército israelí, controlar Khan Younis podría costarles un mes. Además, Tel Aviv ha empezado a anunciar sus bajas militares. De los 105 soldados muertos, 13 fallecieron por fuego amigo.
Por otro lado, la presión para un alto al fuego es cada vez mayor por parte de los familiares de los rehenes, pero el ejército apuesta por rescatar a los secuestrados por sus propios medios y descarta negociar con Hamás.